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Hola carajetes de mi corazón, otra vez vuelvo a mi querido y abandonado blog. Por ahí, en un
De algún modo este disco que les dejo viene a cumplir dos funciones. La primera y más importante de todas: homenajear a Johnny. Y es que el bróder ha pasado a otro plano, a ese tan desconocido y que constituye la única certeza que tenemos durante toda la vida: la muerte. Por eso quiero hacer una breve semblanza de mi amigo a la distancia, el ahora eterno, infinito e inacabable Johnny Caveman. Sé que Johnny no era Johnny, del mismo modo que yo Miguel, no soy Miguel. Pero acá no importa, acá vamos a ser siempre muertos levantados. Si alguno se fue y otro todavía está no importa: las palabras quedan, quedarán y quedaron ahí en los blogs.
El mejor homenaje que se me ocurre hacerle a mi amigo virtual es publicar esta salvaje antología de sonidos trogloditas que tanto disfrutaba el bróder. Además fue lo último que Johnny compartió en la Taberna cavernícola.
Fue un placer haber compartido algo de este camino de la vida que me ha tocado con vos. Sin lugar a dudas el mundo es un lugar más bello porque pasaste vos. Buen viaje Bróder. Gracias.
Buenas tardes queridos amigos del garage y los sonidos sucios. Otra vez me paso por este, mi querido blog. Hoy les comparto un disco de Johny Tedesco. El inoxidable Tedesco. Aún sigue en el ruedo. Como
Vamos a la figura del adolescente que se van a encontrar en este long play. Acá es la época de los sweaters tejidos por su abuela y cuando o había diferencia entre el garaje punk, el bubbe gum o el rock psicodélico. Todo era lo mismo, y todo se mixturaba en un baile despreocupado con olor a adolescentes. Así que me voy a tomar la autoritaria libertad de rotularselos yo: acá van a encontrar flower punk, bastante bubble gum con tintes punk y muy buen rockabilly. Ergo, vuestros pies van a danzar, mis broderites.
El descargo de siempre, que tan poco visito este, mi querido Garagelatino. Sé que posteo poco, ya no es el impulso vital que acompasaba las barras como antes, broders. La vida sigue camino, avanza, y muy cordial, por cierto; pero me lleva en un vaivén que bastante me aleja de la virtualidad. Así, Wirtis se ve impedido de publicar con la asiduidad que quisiera. Sepan disculpar. Pero sigo en las palabras, currando con mi alter ego, en el mundo de la educación. ¿Qué voy a hacer? Yo tambié caí en la trampa de crecer y armar una infraestructura para mantener. Ahora le rezo al capital. Aunque sigo caombatiendo por izquierda, cuando me escapo y me vengo Miguel Wirtis, a postear discos descatalogados y escupir algo de mi veneno habitual. Los dejo con este discazo, cuénteme después si les gustó. Johny Tedesco, aka el papá del papá de los helados.